Mar del Plata en primavera

Mar del Plata se disfruta todo el año. Hay opciones de recreación y descanso para todos los gustos: paseos en barco, restaurantes típicos, el parque Aquarium, el bosque Peralta Ramos, la Rambla, el barrio Los Troncos y la tranquila atmósfera de Sierra los Padres


La primavera es ideal para aprovechar Mar del Plata libre de las multitudes veraniegas y caminar sin apuro. Hay que dejarse llevar por sus calles, bares y barrios cargados de historia que muestran la otra cara de la ciudad, que late a espaldas del mar.
A principios del siglo XX, Mardel fue el balneario elegido por la aristocracia porteña para disfrutar de sus vacaciones. Era considerada "la Biarritz argentina", con sus mansiones de techos a dos aguas y paredes de piedra que emulaban a las lujosas villas veraniegas europeas. Mucho de aquel esplendor se puede rastrear en su arquitectura, por ejemplo, la Catedral de estilo neogótico, construida entre 1892 y 1905 con donaciones de las familias veraneantes. La elegancia de sus viejos habitúes se nota en la araña de cristal de Baccarat, los vitrales traídos de Francia, el órgano italiano y una réplica exacta de "La Piedad" de Miguel Angel, ubicada en el atrio. Ese aire aristocrático también se vislumbra en las calles arboladas del barrio Los Troncos. Una buena y recomendable visita es Villa Victoria Ocampo, la antigua residencia de la escritora, que hoy es un centro cultural que evoca tiempos en que las bañeras tenían patas de bronce y los pisos eran de madera maciza. Fonógrafos, roperos con espejos, vajillas de porcelana y una contundente máquina de escribir Olivetti son algunas de las reliquias que se conservan.
La costanera, que en verano es multitudinaria, en esta época brilla como una superficie recién pulida. Aunque, al igual que en plena temporada, por allí se pasean bicicletas, rollers, termos y mates, sillas y lonas desparramadas sobre la arena. En su recorrido, están la Rambla, el Casino, las esculturas de los lobos marinos y el hotel Provincial. El gran imperdible es El Torreón, una suerte de castillo medieval, inaugurado en 1904, que arremete contra el océano. Sobre la escollera Sur, no muy lejos del lugar del embarque, una colonia de lobos marinos suman naturaleza al paisaje.
"La Feliz" en primavera invita a las caminatas, los restaurantes del puerto, a loscines y teatros, a la peatonal San Martín y al Aquarium. La jornada puede comenzar de cara al mar, con un café y el tradicional sabor de las medialunas de la confitería Boston. Toda caminata despierta el apetito y, en ese caso, lo mejor es desembocar en el puerto donde se puede elegir entre distintos restaurantes que ofrecen pescados,rabas, paellas y cazuelas. A la tarde, los churros en alguno de los locales de Manolo's son cita obligada y otra opción para la merienda es la Cabaña del Bosque, en medio del Bosque Peralta Ramos, ideal para tomar el té en un ambiente de cuentos, con vajilla de porcelana y exquisita repostería. Para la cena, desde hace más de medio siglo,Parrilla Perales es una posta obligada; se disfruta de buena atención cálida y excelentes carnes. El lechón es el plato estrella de la carta.
SIERRA DE LOS PADRES
A pocos kilómetros del mar, saliendo de Mar del Plata por la avenida Luro y la ruta 226, el paisaje cambia de relieve. En Sierra de los Padres, los caminos serpentean por las laderas y las casitas balconean sobre el valle. Antes de llegar a la cima, el ambiente desemboca en gigantescas formaciones de roca. La Gruta de los Pañuelos es una cueva natural, donde miles de fieles fueron anudando sus deseos en largas guirnaldas, atadas alrededor de una imagen de la Virgen de Luján. Cuenta la leyenda que la costumbre la inició una pareja de inmigrantes italianos que ansiaba concebir un hijo. El deseo les fue concedido y desde entonces miles de personas se acercan hasta este lugar para atar sus propios pañuelos. A pocos metros de la gruta, hay un paseo comercial que incluye locales de venta de artesanías y confiterías con espectaculares vistas del valle.
Además, en la Laguna de los Padres se puede practicar remo, pesca y contemplar aves que pueblan la zona. A orillas de la laguna se puede visitar una réplica de la antigua Reducción Jesuítica del Pilar y el Museo Municipal José Hernández, donde el autor del "Martín Fierro" pasó largas temporadas y se nutrió de experiencias que reflejó en su obra. Con chicos, es imperdible la visita al complejo de laberinto y juegos La Casualidad, que invita a encontrar la salida de un intrincado laberinto de 12 mil plantas. También se puede trepar un muro de escalada, practicar arquería y probar el golfito de 9 hoyos, con 150 metros de recorrido.







Silvina Quintans para el Suplemento Viajes del diario Clarin

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